domingo, 21 de febrero de 2010

Por el canon penitenciario

Hace menos de un mes, el Ministro de Justicia anunció la inminente construcción de un nuevo penal en los distritos de Ancón o Carabayllo, debido a que cuentan con el espacio suficiente y porque Lima está creciendo, además del hecho de que Lima Norte cuenta con una Corte Superior. Interesante que el ministro haya manifestado que algunos alcaldes están entusiasmados con la idea. ¿Será bueno tener un penal en el distrito? Si es así, por qué no lo colocan en La Molina o Surco, donde también hay amplias extensiones de terreno que se pueden utilizar?

La respuesta es obvia: los centros penitenciarios generan impactos medioambientales negativos. Normalmente se piensa que el impacto ambiental se da solamente en forma de contaminación de los ríos o en la presencia de chimeneas. Pero el concepto moderno de impacto ambiental es mucho más profundo. La presencia de un penal automáticamente echa a perder el valor de los predios circundantes. En adición, genera estímulos a actividades comerciales como las cantinas, la prostitución y hasta la venta de drogas.

Esto ya viene ocurriendo desde hace varios años con el Penal Piedras Gordas en Ancón. Mientras el Gobierno Central invierte millones de soles en la construcción del penal, que ahora se está ampliando, los pobladores que habitan mucho antes al frente del centro penitenciario padecen ahora la presencia de chinganas y de personas de dudosa procedencia que alteran la ya precaria tranquilidad de esa zona. En adición, esas personas viven en condiciones de intensa pobreza, sobre terrales donde los niños se ven obligados a trasladarse y jugar. Sin áreas verdes ni adecuados lugares para la recreación. Pobladores muchos de ellos sin servicios de agua y desague y sin un servicio de seguridad ciudadana que les proteja de las personas que ahora pululan por la zona.

¿Qué habría pasado si en vez de que el estado colocara a Piedras Gordas, una minera privada hubiera puesto una mina de cobre. Inmediatamente se habría apelado a la tan mentada “responsabilidad social” para hacer que la empresa privada cumpla “sus obligaciones” con el pueblo, en la forma de un pago por el derecho de implementar su proyecto que generaba impactos en el medioambiente. Pero ¿hay alguna diferencia si el agente contaminante es una empresa privada o el estado? Ninguna. El poblador se impacta negativamente en ambos casos. Sin embargo, los que defienden presuntamente los intereses del pueblo y se lanzan contra una minera privada, callan en todas las lenguas cuando se trata de reclamarle al mismísimo aparato estatal, que cumpla con su responsabilidad social.

Si alguna entidad debe empezar por cumplir su responsabilidad con los miembros de la sociedad, es el propio estado. Y dentro del estado, los primerísimos deben ser los que tienen el mandato de implementar la justicia y la ley, como es el caso del Ministerio de Justicia y del Instituto Nacional Penitenciario.

En caso se vea que es preciso instalar penales en distritos de Lima Norte, existe una solución que se aplica al caso de la explotación minera y que responde al criterio económico de compensación de externalidades negativas. Esa solución consiste en instaurar un canon penitenciario, que similar al canon minero, comprometa pagos por derecho de explotación de una infraestructura pública, fruto de lo cual, se genere un fondeo para ser utilizado por los gobiernos locales y con alta preferencia en inversiones en las zonas directamente afectadas. De esa manera se generarían recursos perfectamente justificables para que alicaídos municipios como Ancón, Carabaillo u otros puedan mejorar la gestión con obras de impacto en la mejora de vida de sus habitantes, compensándolos por los daños percibidos debido a la presencia de las cárceles..

Naturalmente, todo esto involucra una lucha política y que los alcaldes se pongan a la altura de las circunstancias. No me imagino a los alcaldes de Surco o La Molina peleándose porque coloquen un penal en sus jurisdicciones. Pero no veo a los alcaldes de Ancón o Carabayllo levantando su voz de protesta. Si representan los intereses de su población y son responsables del desarrollo humano de sus comunidades, parece que miran al techo y se hacen los desentendidos para no confrontar al poder del Gobierno Central.

¿Será que las autoridades piensan que lo que es malo para los habitantes de los distritos de la Lima Tradicional, puede ser bueno para los pobladores de los Conos? ¿Tenemos un país de ciudadanías diferenciadas mientras se pregona la igualdad ante la ley en el discurso oficial? ¿Medimos con distinta vara al poblador rico con respecto al poblador pobre, y al emprendimiento estatal con respecto al emprendimiento público? Hasta no equilibrar la cancha y que todos seamos iguales ante la ley, difícil será apuntar a construir la sociedad abierta, con orden, progreso, seguridad y libertad a la que aspiran los peruanos.

Eugenio D'Medina Lora
Lima, 21 de febrero de 2010



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http://limanorte.wordpress.com/2010/02/21/lima-norte-por-el-canon-penitenciario/

sábado, 20 de febrero de 2010

Candidatos en ruleta

Como observador de los procesos económicos, sociales y políticos de Lima Norte desde hace varios años, cada vez encuentro más fascinante las dinámicas internas que fluyen continuamente en esta parte de la ciudad de Lima.

Ahora que vienen elecciones, me parece interesante observar las movidas en pos de lanzar candidatos a esa ruleta electoral que gira y gira-. Especialmente interesante es comprobar que el solo hecho de postularse de candidato, es motivo para el denuesto, el insulto, la descalificación y la automática sospecha de dolo a futuro. Esto es una constante en casi todos los distritos..

Llama mi atención este fenómeno en particular, en Lima Norte, donde el fenómeno cobra mayor agresividad y habida cuenta que si uno le preguntara a la gente si prefiere democracia a dictadura, seguramente la gran mayoría elegiría vivir en un sistema democrático. El problema es que estas mismas personas no entienden que la democracia tiene como pilar esencial el derecho a elegir y el derecho a ser elegido. No es posible hacer democracia si no hay candidatos dentro de los cuales, elegir. De modo que, promover la democracia es incentivar, implícitamente, a que haya candidatos a los cargos públicos de elección popular. Así de simple y claro.

Pero esa resistencia a los candidatos se hace surrealista cuando éstos, ni siquiera lo son. Es decir, ya no hablemos de que uno se lance de candidato, sino que basta que alguna persona entusiasta lo lance a uno a la ruleta electoral como un posible candidato, para que se active toda la maquinaria de enlodamiento como por generación espontánea. El resultado es el mismo: hacerse acreedor del lodo y la basura que le vuelcan sobre uno. Y de hecho, esta vez, a mi mismo me tocó padecerlo, gracias a que en los últimos meses, he sido “lanzado” al menos a tres distritos de Lima Norte, a dos de Lima Tradicional e incluso, a la mismísima Municipalidad Metropolitana de Lima.

¿Qué hice para merecer este “lanzamiento” en masa a la ruleta electoral? Veamos. Mi única “actividad política” de los últimos meses ha sido escribir algunos artículos en algunos portales de Lima Norte, en los que he cuestionado muchas de las cosas que se daban por “bien hechas” o “correctas”. Paralelamente abrí un blog donde coloco esas notas. Y he sostenido reuniones con muchos vecinos de distritos diversos de Lima Norte donde hemos intercambiado ideas de lo que nos parece que deba ser el derrotero de esta pujante parte de Lima. En algunas de ellas, no ha faltado quien lanzara una idea cortés para que uno puede convertirse en candidato potencial. A los que se les ha contestado cortésmente con un gracias y con una intención de tomar en cuenta esas propuestas.

Incluso conversé con algunos candidatos que sí están haciendo campaña desde hace tiempo en distritos como Los Olivos, Carabayllo, Puente Piedra y Ancón. Por cierto, también he mantenido conversaciones con representantes de cuatro partidos políticos de alcance nacional, sobre temas de índole local, dos de los cuales me mostraron interés a firme en activar una hipotética postulación mía, quien sabe por qué.

En todo este tiempo, no he gastado un sol en paneles publicitarios. No he gastado un sol en inscripción de un partido o movimiento en la ONPE, con toda la inversión que esto significa en personal, trámites, viáticos para los recolectores de firmas, entre otros. No he gastado un sol en volantes ni en pagar a personas para que me los repartan en los lugares de amplia población electoral. No he gastado un sol en chocolatadas de Navidad, ni en regalos a los niños pobres a cambio de una foto de campaña, ni he gastado en “portátiles” de pobladores necesitados para que la foto salga con “calor popular”. No he gastado un sol en otras actividades que sí están realizando otras personas, como en pagar a un camión para que recoja “gratuitamente” la basura en algunos asentamientos humanos, ni en financiar revocatorias ni desestabilizaciones de autoridades, ni en mandar a que escriban por mí en los portales web.

No tengo campaña entonces. Y debo ser un pésimo candidato porque no creo en el gasto populista de tirar plata en publicidad de paneles de temprana aparición, ni en pretender comprar votos con la necesidad del pobre que es sensible al plato de lentejas que le entrega un sujeto para adquirir su compromiso de votar por él. Creo en las ideas y en la capacidad de transformarlas en realidades que den como resultado sacar a tanto niño pobre del camino de la desesperanza y la postración. Y creo en que la gente debe decidir para bien o para mal. No me afecta en nada qué decisión tome cada uno, ni me hará mejor ni peor ganar o perder una elección, siempre que no haya caído en la huachafería ni en la renuncia a mis propias convicciones.

Por eso, hasta ahora sólo me dediqué a escribir, a conversar, a escuchar y a proponer unas cuantas ideas. Que termine o no por ser un candidato, no lo sé. Muy posiblemente no. Lo que si sé es que si lo fuera por un distrito, preferiría uno con mucha historia. Y que sólo lo sería para aplicar políticas radicales de cambio hacia el progreso y la modernidad y no paliativos y maquillaje “populistón”, ni política huachafa y atorrante, que produce mucho floro pero nada de mejoras reales. Otra razón por la que, seguramente, sería un mal candidato.

Eugenio D´Medina Lora
Lima, 16 de febrero de 2010


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http://www.carabayllo.net/lima-norte/3207-candidatos-en-ruleta.html

domingo, 7 de febrero de 2010

El desarrollo “cojo” de Lima Norte

Uno de los problemas estructurales de Lima, y que no ha sido confrontado en ninguna de las gestiones municipales desde el mandado de Eduardo Orrego en 1980, ha sido el desarrollo desigual de la ciudad. Ha habido paliativos, pero ningún alcalde se compró el pleito, dejando el problema para la gestión central.

Es una práctica aceptada actualmente entre los economistas, utilizar como medida del desarrollo al denominado Índice de Desarrollo Humano (IDH) elaborado por las Naciones Unidad e inspirado en las teorías del Premio Nobel en Economía Amartya Sen.

Este indicador IDH se construye a base de tres variables: a) una vida larga y saludable, medida por la expectativa de vida al nacer; b) el conocimiento, medido por otras dos sob-variables, que son la tasa de alfabetización de adultos y la tasa bruta combinada de matriculación en escuelas primarias, secundarias y terciarias; y c) un nivel de vida digno, medido por el Producto Bruto Interno per cápita en términos de paridad del poder adquisitivo en dólares estadounidenses. Dicha medida del desarrollo supera a la antigua del Producto Bruto Interno per cápita, que solamente establecía un promedio del PBI entre el número de habitantes, lo que dejaba de lado el aspecto del cómo se distribuía ese producto.

Lima padece de desarrollo desequilibrado y no es un secreto que el grueso de ese des-balance está en la relación entre la Lima Tradicional y los conos de la ciudad. Y es un problema que no se resolverá con escaleritas para llegar a los cerros o con algunas pistas para cubrir los terrales, sino con la construcción de espacios territoriales económicamente dinámicos y socialmente sostenibles.

Una muestra está en que distritos “punteros” en los conos apenas se “ranquean” con los peores de la Lima Tradicional. De acuerdo al Informe sobre Desarrollo Humano Perú 2006, distritos como San Martín de Porras, Los Olivos y San Juan de Miraflores muestran indicadores de desarrollo inferiores del Rímac, Breña o San Luis y apenas por encima de El Agustino.

De manera que más allá de la curiosidad que despierta en los medios, de vez en cuando, la aparición de un Megaplaza o un Plaza Norte, o de las campañas de algunos alcaldes para “vender” una imagen de un desarrollo ficticio, la realidad es que dista mucho de haberse cubierto el salto del concepto de conos al de zonas de desarrollo emergente y autosostenido.

Pero el desequilibrio alcanza mayores niveles de profundidad. Para tomar el ejemplo de Lima Norte, se nota una marcada diferencia entre los ocho distritos que la conforman. En efecto, según el ya citado Informe sobre Desarrollo Humano Perú 2006, la distribución de los indicadores IDH para los distritos de Lima Norte, es la siguiente:


En concreto, se puede identificar dos grupos de distritos. Por un lado, los de relativo mayor desarrollo, que son San Martín de Porres, Los Olivos, Independencia y Comas. De otro lado, Carabaillo, Santa Rosa, Ancón y Puente Piedra, configuran el grupo de distritos de menor desarrollo. De hecho, Ancón y Puente Piedra, junto a Lurín, son los distritos con el más pobre desarrollo humano de toda la ciudad de Lima.

Se puede decir que a medida que uno de aleja del centro de Lima por la Panamericana Norte, también se va deteriorando el desarrollo humano, la presencia del estado y la ley se debilitan y la dinámica económica se desacelera. Por tanto, es razonable decir que lo que se suele denominar Lima Norte, en caso este concepto pudiera tener sentido como zona de desarrollo emergente, solamente alcanzaría a los cuatro distritos de mayor IDH. Los otros cuatro, siguen siendo solo del “cono”.

Tarea pendiente para las nuevas autoridades que asuman el comando de estos ocho distritos, más allá de sus preocupaciones estrictamente jurisdiccionales, es encontrar las fórmulas viables para generar un desarrollo concertado, integrador y equilibrado para Lima Norte. Que por ahora, no sólo muestra un desarrollo incompleto, sino además, no equitativo desde la perspectiva territorial.

Eugenio D´Medina Lora
Lima, 7 de febrero de 2010


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http://limanorte.wordpress.com/2010/02/06/el-“cojo”-desarrollo-de-lima-norte/

http://www.sanmartindeporresonline.com/2010/02/eugenio-dmedina-lora.html