sábado, 20 de febrero de 2010

Candidatos en ruleta

Como observador de los procesos económicos, sociales y políticos de Lima Norte desde hace varios años, cada vez encuentro más fascinante las dinámicas internas que fluyen continuamente en esta parte de la ciudad de Lima.

Ahora que vienen elecciones, me parece interesante observar las movidas en pos de lanzar candidatos a esa ruleta electoral que gira y gira-. Especialmente interesante es comprobar que el solo hecho de postularse de candidato, es motivo para el denuesto, el insulto, la descalificación y la automática sospecha de dolo a futuro. Esto es una constante en casi todos los distritos..

Llama mi atención este fenómeno en particular, en Lima Norte, donde el fenómeno cobra mayor agresividad y habida cuenta que si uno le preguntara a la gente si prefiere democracia a dictadura, seguramente la gran mayoría elegiría vivir en un sistema democrático. El problema es que estas mismas personas no entienden que la democracia tiene como pilar esencial el derecho a elegir y el derecho a ser elegido. No es posible hacer democracia si no hay candidatos dentro de los cuales, elegir. De modo que, promover la democracia es incentivar, implícitamente, a que haya candidatos a los cargos públicos de elección popular. Así de simple y claro.

Pero esa resistencia a los candidatos se hace surrealista cuando éstos, ni siquiera lo son. Es decir, ya no hablemos de que uno se lance de candidato, sino que basta que alguna persona entusiasta lo lance a uno a la ruleta electoral como un posible candidato, para que se active toda la maquinaria de enlodamiento como por generación espontánea. El resultado es el mismo: hacerse acreedor del lodo y la basura que le vuelcan sobre uno. Y de hecho, esta vez, a mi mismo me tocó padecerlo, gracias a que en los últimos meses, he sido “lanzado” al menos a tres distritos de Lima Norte, a dos de Lima Tradicional e incluso, a la mismísima Municipalidad Metropolitana de Lima.

¿Qué hice para merecer este “lanzamiento” en masa a la ruleta electoral? Veamos. Mi única “actividad política” de los últimos meses ha sido escribir algunos artículos en algunos portales de Lima Norte, en los que he cuestionado muchas de las cosas que se daban por “bien hechas” o “correctas”. Paralelamente abrí un blog donde coloco esas notas. Y he sostenido reuniones con muchos vecinos de distritos diversos de Lima Norte donde hemos intercambiado ideas de lo que nos parece que deba ser el derrotero de esta pujante parte de Lima. En algunas de ellas, no ha faltado quien lanzara una idea cortés para que uno puede convertirse en candidato potencial. A los que se les ha contestado cortésmente con un gracias y con una intención de tomar en cuenta esas propuestas.

Incluso conversé con algunos candidatos que sí están haciendo campaña desde hace tiempo en distritos como Los Olivos, Carabayllo, Puente Piedra y Ancón. Por cierto, también he mantenido conversaciones con representantes de cuatro partidos políticos de alcance nacional, sobre temas de índole local, dos de los cuales me mostraron interés a firme en activar una hipotética postulación mía, quien sabe por qué.

En todo este tiempo, no he gastado un sol en paneles publicitarios. No he gastado un sol en inscripción de un partido o movimiento en la ONPE, con toda la inversión que esto significa en personal, trámites, viáticos para los recolectores de firmas, entre otros. No he gastado un sol en volantes ni en pagar a personas para que me los repartan en los lugares de amplia población electoral. No he gastado un sol en chocolatadas de Navidad, ni en regalos a los niños pobres a cambio de una foto de campaña, ni he gastado en “portátiles” de pobladores necesitados para que la foto salga con “calor popular”. No he gastado un sol en otras actividades que sí están realizando otras personas, como en pagar a un camión para que recoja “gratuitamente” la basura en algunos asentamientos humanos, ni en financiar revocatorias ni desestabilizaciones de autoridades, ni en mandar a que escriban por mí en los portales web.

No tengo campaña entonces. Y debo ser un pésimo candidato porque no creo en el gasto populista de tirar plata en publicidad de paneles de temprana aparición, ni en pretender comprar votos con la necesidad del pobre que es sensible al plato de lentejas que le entrega un sujeto para adquirir su compromiso de votar por él. Creo en las ideas y en la capacidad de transformarlas en realidades que den como resultado sacar a tanto niño pobre del camino de la desesperanza y la postración. Y creo en que la gente debe decidir para bien o para mal. No me afecta en nada qué decisión tome cada uno, ni me hará mejor ni peor ganar o perder una elección, siempre que no haya caído en la huachafería ni en la renuncia a mis propias convicciones.

Por eso, hasta ahora sólo me dediqué a escribir, a conversar, a escuchar y a proponer unas cuantas ideas. Que termine o no por ser un candidato, no lo sé. Muy posiblemente no. Lo que si sé es que si lo fuera por un distrito, preferiría uno con mucha historia. Y que sólo lo sería para aplicar políticas radicales de cambio hacia el progreso y la modernidad y no paliativos y maquillaje “populistón”, ni política huachafa y atorrante, que produce mucho floro pero nada de mejoras reales. Otra razón por la que, seguramente, sería un mal candidato.

Eugenio D´Medina Lora
Lima, 16 de febrero de 2010


Publicado también en:

http://www.carabayllo.net/lima-norte/3207-candidatos-en-ruleta.html

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